MISIONERAS DE JESÚS VERBO Y VICTIMA

La Congregación de las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, según su fisionomía peculiar, ha nacido en la Iglesia para ser Congregación misionera, escogiendo como campos de su actividad apostólica los lugares alejados, abandonados y pobres que carecen de sacerdotes, teniendo su origen en la Prelatura de Caravelí – Arequipa.

El Fundador

      Mons. Federico Kaiser Depel nació en Dulmen, Alemania, el 24 de mayo de 1903. Su hogar tuvo una decisiva influencia en la formación de su fe. Cuando joven ingresó al Seminario de los Misioneros del Sagrado Corazón, en Hiltrup, tuvo que interrumpir sus estudios a causa de su precaria salud. Temía mucho no llegar al sacerdocio. Dos años después los reinició sin que en adelante le afligiera algún mal. Cuatro años antes de ordenarse sacerdote, murió su madre. Por un sacerdote amigo se enteró que cuando él estaba enfermo, su madre le había pedido al Señor que ella ofrendaba su vida a cambio de que su hijo llegase a ser sacerdote. Dios aceptó su sacrificio.

      Dentro de sus estudios teológicos, se especializo en Teología Bíblica. «La Biblia llegó a ser para mí una pasión casi invencible», señalo.

      El 10 de agosto de 1932 fue ordenado sacerdote y en 1939 enviado al Perú. Ya de sacerdote fue conocido por su ciencia y santidad.

      Daba conferencias y era guía espiritual en varios institutos de religiosas. Era profesor de Biblia en la Universidad Católica de Lima y profesor de Religión en colegios y escuelas de primaria. Con todo este contacto, Dios le iba preparando la misión que le tenía predestinado.

      Siendo Superior Provincial, el 21 de noviembre de 1957 fue nombrado Prelado de Caravelí, y consagrado Obispo el 7 de diciembre de 1963.

      El 22 de junio de 1961 funda la Congregación de Misioneras de Jesús Verbo y Víctima. Para elaborar las constituciones usó todos los escritos a mano que a través de los años de su experiencia, como director espiritual de religiosas, había ido recogiendo. Como él decía: «Yo mismo no sé porqué los iba escribiendo».

      Para la formación de las nuevas misioneras, necesitaba de una religiosa que concordase también con sus ideales. Conocía a Madre Willibrordis, MSC. Con permiso de Roma, M. Willibordis pasó a la nueva Congregación, convirtiéndose en Cofundadora. Desde entonces lucharon juntos en la formación, difusión y mantenimiento del Instituto.

 Origen

      El 22 de junio de 1961, Mons. Federico Kaiser funda la Pía Unión de las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima (MJVV), que fue erigida como Congregación Diocesana el 25 de marzo de 1971, y como Congregación Pontificia el 14 de setiembre de 1982. Toma como modelo a Jesús Verbo y Víctima, viviendo y trabajando en el apostolado de llevar la Palabra de Dios.

      En marzo de 1961, el nuevo convento está casi terminado para recibir a las nuevas jóvenes que desean ingresar al convento. El tiempo de formación durará cuatro años. Terminada su formación desempeñarán su apostolado sólo en lugares alejados, abandonados y pobres que carecen de atención espiritual por falta de sacerdotes o de otros grupos de vida apostólica. Estos son los lugares, no preferenciales, sino únicos, donde trabajan, compartiendo el abandono y miseria de aquella gente que vive sin la luz de la palabra, sin la gracia de la Santa Misa y sin la poderosa ayuda de los sacramentos.

      Comparten su pobreza espiritual, pues no habiendo sacerdote residente, están como ellos, sin Santa Misa. Y para ello procuran que el sacerdote visite sus pueblos.

      Tratan de aliviar su pobreza, haciendo que el sacerdote los encuentre preparados, y participen con fruto en la Santa Misa y los sacramentos, especialmente en la Confesión y Eucaristía.

Fecha memorable para Andabamba

      El 24 de noviembre de 1977 se hizo realidad el proyecto del P. Ángel Rierio Alvite, de grata memoria, de fundar una comunidad de religiosas Misioneras en Andabamba.

      El Espíritu Santo iluminó la inteligencia a tan digno sacerdote, eligiendo para eta sagrada y tan sublime misión nada menos que a las Misioneras de «Jesús Verbo y Víctima» de Caravelí, idea que tan gentilmente aceptó Monseñor Ignacio María de Orbegozo.

      Los padres fundadores aceptaron con mucho gusto que sus queridas religiosas fueran a predicar y conquistar almas para la Iglesia y para Jesús, el Eterno Pastor y Consolador de las almas abandonadas, en este pedacito de terruño cajamarquino.

      Hacen su ingreso al pueblo de Andabamba los padres de Santa Cruz: P. Ángel Rieiro y P. José Antonio Salazar Celis, y 6 Madres Misioneras que tendrían el honor de fundar una comunidad religiosa en este distrito.

      Estaban presentes más de 2.000 personas, los directores de las distintas comunidades y autoridades de Andabamba y anexos, alumnos de los anexos, con el acompañamiento de una banda de músicos.

      Como en todos los pueblos, no faltaron las palabras elocuentes de los educadores en sus respectivos discursos de bienvenida, además las canciones compuestas por algunos profesores que eran coreadas por los alumnos de las escuelas y del colegio de secundaria.

      El pueblo atendió la alimentación de las Madres y en lo que necesitaban durante un mes; se veía a la gente feliz. Las madres tomaron el convento sin terminar de construir; el pueblo seguía ayudando para finalizar la construcción.